"Nicaragua era el Vietnam de mi generación". La cineasta regresa a la Nicaragua neoliberal, un país que 25 años antes había ofrecido una de las últimas utopías sociales que congregaba a miles de personas de todo el mundo. Había esperanza de que el pequeño país pudiera triunfar sobre la pobreza y la discriminación dentro de un sistema de pluralidad política, una economía mixta, y permaneciera independiente de los bloques políticos mundiales: la esperanza de que David realmente pudiera vencer a Goliath. La obra bombea el pulso íntimo de un viaje tan personal como revelador, el que hace la propia autora buscando a dos guerrilleras sandinistas a las que filmó en 1985 recitando a Rubén Darío. El delicado trabajo de Konrad y la fuerza que emana el camino en el que la acompañamos, hace de la película una pieza excepcional para conocer el devenir de un país tan significativo en el panorama político reciente de América Latina.